El otro día, en el blog Atrapando Sueños (que sigo diariamente mediante mis subscripción RSS) leí un cuento llamado EL RECOLECTOR DE ESTRELLAS, que me gustó mucho, ya que su moraleja es muy interesante y que da mucho que pensar.
La gente solemos movernos por grandes acciones o por el cortoplacismo. Sólo si vemos que nuestra acción tiene una efecto tangible, importante y visible, nos movemos. Por el contrario, si nuestra acción es tan pequeña que no vemos su beneficio a corto plazo, no le vemos el sentido de molestarnos en realizarla.
No somos conscientes que, por ejemplo, ayudar a una persona necesitada no puede tener efectos a corto plazo, pero sí efectos muy importantes a largo plazo. Ya que una persona no hace nada, pero una persona de vez en cuando, a la larga son muchas personas. Pero si la gente de al lado nuestro toma ejemplo de nosotros, ya no es una persona, son más personas. Es lo que se ha llamado el Efecto Mariposa.
Hace tiempo conocí una persona que contaba que, una vez, estando muy necesitado de un transporte, se puso a hacer auto-stop hasta que alguien le recogió. Se sintió tan agradecido en ese momento que decidió que cogería a todo el mundo que pudiese que estaba haciendo auto-stop.
Si este ejemplo lo extrapolamos a cualquier acción, seguro que ayudaríamos a tener un mundo mejor.
Así que deberíamos comenzar a convencernos todos que pequeños cambios, grandes cambios.
La gente solemos movernos por grandes acciones o por el cortoplacismo. Sólo si vemos que nuestra acción tiene una efecto tangible, importante y visible, nos movemos. Por el contrario, si nuestra acción es tan pequeña que no vemos su beneficio a corto plazo, no le vemos el sentido de molestarnos en realizarla.
No somos conscientes que, por ejemplo, ayudar a una persona necesitada no puede tener efectos a corto plazo, pero sí efectos muy importantes a largo plazo. Ya que una persona no hace nada, pero una persona de vez en cuando, a la larga son muchas personas. Pero si la gente de al lado nuestro toma ejemplo de nosotros, ya no es una persona, son más personas. Es lo que se ha llamado el Efecto Mariposa.
Hace tiempo conocí una persona que contaba que, una vez, estando muy necesitado de un transporte, se puso a hacer auto-stop hasta que alguien le recogió. Se sintió tan agradecido en ese momento que decidió que cogería a todo el mundo que pudiese que estaba haciendo auto-stop.
Si este ejemplo lo extrapolamos a cualquier acción, seguro que ayudaríamos a tener un mundo mejor.
Así que deberíamos comenzar a convencernos todos que pequeños cambios, grandes cambios.