jueves, 20 de abril de 2017

La impermanencia de la permanencia

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A medida que iba comunicando a familiares, amigos y conocidos de diversa índole sobre nuestra nueva etapa a punto de comenzar en Berlín, era constante una misma pregunta: "Pero, ¿os vais de forma permanente o por un tiempo definido?"

Pero, ¿qué significa permanente?

¿Significa que si me voy a Berlín de forma permanente ya no puedo volver nunca más a Barcelona, por mucho que quiera volver? Si firmo un contrato permanente/indefinido con una empresa, ¿significa que ya no puedo dejar esa empresa nunca más por mucho que a los pocos años me canse o necesite un cambio? Si me compro un piso permanente, ¿Significa que tengo que vivir ya en ese piso hasta el fin de los días?

Somos poco amigos del cambio y la permanencia es un concepto que nos hemos inventado para vivir tranquilos. Para auto engañarnos de que algo no va a cambiar nunca y así no vivir con la preocupación e incertidumbre de que algo se puede acabar. Pero nada es permanente, podrá durar más o menos, pero no de forma permanente.

Cuando estuve en Berlín hablando con gente de la oficina para conocernos, una de las personas me preguntó: "¿Y cómo sé que de aquí un año no te marcharás?". Ni lo sé, ni nadie lo sabe. No hay nada permanente y no sé qué pasará dentro de un año o, incluso, dentro de un mes.

Podemos vivir engañados y pensar que todo lo que tenemos es para siempre, pero simplemente es de temporalidad indefinida. Tarde o temprano, cambiará el contexto, mi forma de pensar, mi entorno y lo que parecía que era permanente, dejará de serlo y desaparecerá.

Así que, como voy respondiendo a todo el mundo: "No hay nada permanente, pero sí indefinido. No sé qué pasará. Así que iremos, probaremos y con el tiempo, ya veremos qué decidimos."


martes, 11 de abril de 2017

Bis bald! Nos vemos en Berlín


Estábamos a punto de colaborar con una empresa alemana para distribuir un juego en aquel país. Gigames, la empresa para la que yo trabajaba en aquel 2007, ponía el juego y Bally Wulff, una empresa alemana con sede en Berlín, ponían la marca y los conocimientos del mercado alemán.

Como parte de ese proceso de colaboración, un compañero y yo tuvimos que viajar a Berlín durante cuatro días, en abril del 2007, para visitar sus oficinas y así poder obtener toda la información necesaria para saber qué adaptaciones hacer a nuestro juego. No estuvimos muchos días, ni tampoco dispusimos de mucho tiempo para visitar la ciudad, pero el poco que tuvimos fue suficiente para que Berlín me fascinase y me cautivase.

Si me preguntáis porqué aquel amor a primera vista con Berlín, no os sabría decir porqué, no tengo respuesta. Semanas después, el viaje se tornó y los de Berlín vinieron a visitarnos a nuestras oficinas en St. Cugat. Uno de los días tuve que llevar, en coche, a uno de ellos hasta Barcelona y me dijo: "hay dos tipos de ciudades, las que se visitan y las que se respiran. Berlín y Barcelona son de las del segundo grupo". Nunca he olvidado esa frase y en Amsterdam también la apliqué. Supongo que fue eso lo que me cautivó de Berlín.

Desde el preciso momento en que volví a casa no paré de decirle a mi mujer cómo me había fascinado Berlín y que teníamos que ir. No está tan lejos y una escapada de fin de semana era factible. No fue hasta tres años más tarde cuando, aprovechando que vivíamos en Haarlem, hicimos una escapada de cuatro días. Otros cuatro días que me sirvieron para reforzar mi fascinación por aquella ciudad. Sin saber ponerlo con palabras, Berlín era ya (junto con Amsterdam y Barcelona) una de mis ciudades favoritas.

Ahora, diez años más tarde de aquella primera visita a la ciudad de Berlín, estamos preparando nuestra mudanza. Nos vamos a vivir a Berlín. Ha surgido la posibilidad con mi actual empresa, King, de ir a trabajar al estudio que tenemos en la capital alemana y la he aceptado sin ningún tipo de duda. Diez años más tarde de haber pisado esa ciudad que tanto me cautivó podré vivir en primera persona esas sensaciones y poder comprobar si estaba en lo cierto. En una semanas nos vemos en Berlín. A partir del 1 de Mayo nos podéis encontrar allí.

Bis bald!

lunes, 3 de abril de 2017

Fake news

Supongo que lo habréis ido leyendo últimamente que cada vez han ido creciendo más las noticas relacionadas con las noticias falsas (valga la redundancia)

Gracias a la proliferación del uso de redes sociales, como Facebook o Twitter, muchos supuestos portales de noticias se han aprovechado para difundir noticias sin ningún tipo de filtro, credibilidad y fiabilidad.

Para evitar problemas mayores, muchas empresas tecnológicas, entre las que se encuentra Facebook, están aunando sus fuerzas para poder luchar contra este fenómeno. Se lleva tiempo hablando de que señalen las noticias como no verificadas, que avisen de alguna forma o, incluso, no lleguen a mostrar dichas noticias en las redes sociales, filtrándolas de la vista de los usuarios.

No me parece mal que, llegados a este punto, hayan decidido luchar contra la publicación de noticias falsas. Ya que éstas, al final, generan una opinión en la gente errónea, haciéndoles creer cosas equivocadas. Pero, una vez más, nuestra vagancia, comodidad y falta de criterio ha hecho que les demos el poder a otros a decidir por nosotros.

No cuesta tanto no creerte lo primero que aparece delante de tus narices. Es cuestión de unos pocos minutos el preguntar, el buscar un poco de información, el buscar otras fuentes más fiables para saber si la noticia que acabamos de leer es fiable o no, o hasta cierto punto dónde llega su credibilidad. Pero no lo hemos hecho y, día sí y día también, se podía ver cómo la gente compartía o vertía sus opiniones en las redes sociales en base a noticias que no eran ciertas.

Esta comodidad o falta de criterio ha hecho que ahora demos el poder a empresas de elegir qué podemos leer y qué no. Facebook podrá decidir qué noticias aparecerán en nuestro timeline y cuáles no, Google cuáles aparecerán en nuestra búsqueda y cuáles no, Twitter en nuestro stream. Sí, ya sabemos que hasta ahora esto ya pasaba, pero ahora ya se está haciendo oficial y lo estamos permitiendo nosotros que esto pase. Y todo, porque no hemos sabido tener criterio a la hora de aceptar nuestras fuentes de información.