El cliente siempre tiene la razón, el que paga manda,... Son muchas las frases las que nos indican que el cliente es lo más importante en una empresa y que hay que cuidarlo y mimarlo por encima de todo. Hay que escucharle, satisfacer sus necesidades y tener un trabajo y una organización enfocada hacia él.
En el fondo, el futuro y éxito de una empresa depende de él y de que nos siga comprando. Mientras más clientes y más fidelidad, más futuro tendrá una empresa. Pero, ¿siempre hay que escucharlo?
La gente, normalmente, no sabemos ver el futuro y sólo nos lo imaginamos con la misma tecnología actual, pero mejorada. ¿Alguien se imaginaba hace unos cuantos años que tendríamos ordenadores en el bolsillo? ¿o que las bibliotecas dejarían de estar en edificios para estar en nuestros ordenadores? Seguro que muy pocos.
Por eso las empresas, mientras cuidan a sus clientes, deberían hacer ejercicios de mirar más allá, sin escucharlos. Un buen trabajo de I+D+I que les permita progresar y no estancarse en satisfacer a sus clientes actuales con productos conocidos y/o mejorados. El cliente no siempre tendrá la razón o la respuesta al futuro de la empresa.
De hecho, ya lo dijo Henry Ford hace algún tiempo: "Si hubiera preguntado a mis clientes qué necesitaban, hubieran dicho un caballo mejor"