La vida la dividimos siempre en etapas, según los retos que tenemos que afrontar a lo largo de la misma. No sólo por edades, sino que también por etapas profesionales, emancipación o decisiones importantes que vamos tomando a lo largo de nuestros años. El viernes pasado, 12 de noviembre, yo cerré una etapa de mi vida y desde ese mismo momento he empezado una nueva donde espero que se me abran nuevas puertas. Ha sido una decisión muy difícil de tomar, pero que no me arrepiento de haberlo hecho.
El lunes pasado nos reunió el director de nuestro departamento de I+D a todos los responsables del mismo, para informarnos que íbamos a sufrir una importante reestructuración. Se iba a prescindir de cerca del 60% del personal esa misma semana y teníamos que gestionar la situación, tanto la parte humana, como la parte laboral y profesional.
Pero mi inicio de etapa comenzó al día siguiente, el martes, cuando recibí una propuesta de que si quería podía entrar en esa lista negra y ser despedido. A cambio, una de las personas de la lista se quedaría en la empresa y no sería despedido. Fue una decisión difícil, porque te estás planteando tu futuro más inmediato y un futuro más a largo plazo incierto. Tenía toda la mañana para pensármelo y dar una respuesta por la tarde. Me lo pensé, me lo repensé y me lo volví a pensar. Evalué pros y contras, ventajas y riesgos y a las 16.00 horas estaba diciéndole a mi jefe que aceptaba la propuesta.
Ahora el futuro es incierto y no sé qué voy a hacer, pero no me arrepiento de lo que hice, aunque ha sido duro tomar la decisión. Han sido 7 años de mi vida dedicados a esta empresa y a este proyecto. Yo comencé el proyecto, cuando no era prácticamente nada y en la empresa éramos menos de 10 personas y lo he visto crecer, madurar y tener éxito. Pero es muy duro ver cómo otros se cargan un proyecto por el que te has estado luchando, cada día, durante 7 años, sufriendo, pasando nervios, dolores de cabeza, enfados, cabreos... y por intereses egoístas deciden cargárselo todo de un plumazo. No lo entiendo y me da pena verlo morir así, pero supongo que hay que acatarlo.
Ahora sólo me queda mirar adelante y dar gracias a todos los compañeros con los que he estado compartiendo todo este tiempo. Seguro que me olvidaré a alguien, que espero que no se enfade.
En primer lugar quiero dar las gracias al último equipo que he tenido:
Javier Membrives Fernández, Pedro Andreo García, Cristina Pérez Pinazo y Jose Antonio Andújar Clavell, todos unos cracks que han hecho que el día a día sea mucho más fácil y que haya sido mucho más fácil cumplir los timings y que este proyecto haya tenido el éxito que ha tenido. Obviamente tampoco me puedo olvidar de componentes anteriores de mi equipo como Alfonso Da Silva, Juan José López Mellado y Juan Antonio López. Gracias a todos por estos 7 años vividos.
Tampoco me quiero olvidar del equipo de juego, el auténtico artífice de que máquinas como "El Chiringuito" o "La Mina de Oro" hayan puesto una empresa desconocida como Gigames en boca de un sector donde hay monstruos que llevan dominado 30-40 años. Capitaneados por ese gran profesional y mejor persona:
Cristóbal Roberto Ayala Fernández. Gracias a Roger Massa Torrelles, David Otero Cuadros, Alberto Sánchez Aranda, Sergio Béjar Miranda y Alfonso Solis Ruiz.
Obviamente, imposible olvidarse de ese gran equipo de verificación, esa gente que tanta manía le hemos llegado a tener porque no paraban de sacarnos bugs, pero que gracias a ellos podemos decir que tenemos una plataforma robusta, estable y fiable en la calle. Capitaneados por el gran Xavier Bastos Rodríguez: Juan José Ruíz López, Matías Vidal Alfonso, Carlos Albiac Freixa y Albert Bayo Giner.
Aunque no he tenido el placer de compartir mucho tiempo con ellos, porque es el equipo más joven, tampoco me quiero olvidar de ellos, del "submundo", de esa parte de la máquina que no se ve, como es la gestión del hardware y dispositivos mediante firmware, drivers, librerías... Teniendo a Alfredo López García y Alfred Pons Menargues. Gracias también.
Y por último no me quiero olvidar de las cabezas visibles de todo este proyecto. No voy a negar que muchas veces no me han gustado sus decisiones, que me he cabreado mucho con ellos y me he ido disgustado y triste a casa por "culpa" de ellos, pero es lo que tienen los puestos de responsabilidad. Me refiero a mi jefe directo y Jefe del equipo de Software
Juan Antonio Pérez López y de "mi otro jefe" y Director del departamento de I+D Xavier Barbé Juan.